Por Javier
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12 de abril de 2020
Todos sabemos que la actividad física ajustada a las condiciones de cada uno, es buena. La básica y accesible para la mayoría de la población es caminar. A partir de ahí, se van incrementando las exigencias bien de forma física exigida o de conocimientos y habilidades; por ejemplo, para correr no hace falta una gran forma física, pero por muchísimos motivos -edad, lesiones...- no está al alcance de todos. Otras actividades o deportes exigen unos mínimos conocimientos específicos, a los que llegan la mayoría. Mucha gente llega a aprender a andar en bici, o a flotar y nadar. Tampoco es tan difícil dar unos pelotazos con una raqueta contra una pared, o chutar un balón hacia algo o hacia alguien. Las cosas se irán complicando dependiendo del nivel que queramos alcanzar con la raqueta o con el balón. Y hay otras actividades que exigen especial valor y técnica, como montar a caballo, o ser capaz de surfear en una ola. Pues el patinaje es una actividad intermedia. Me explico. No es tan difícil ponerse unos patines y caminar un poco apoyados a una valla horizontal. No hay muchas probabilidades de accidente, -siempre mejor con casco y protecciones- y algo nos estamos moviendo. Cambia un poco la cosa si dejamos de caminar y nos impulsamos un poco, todavía apoyados en la valla. Tal vez empecemos a notar que nos gusta. Y si vamos soltando la mano, a lo mejor nos estamos enganchando a algo. No quiero decir que esa sea la única forma de empezar a patinar, pero nos sirve. Alcanzado ese nivel, empiezan los problemas. Por ejemplo, el primero será saber caerse, y el segundo, aprender a frenar. Pero ya estamos en el punto en el que patinar empieza a ser bueno para nosotros. Comenzamos a mover nuestros músculos sin apenas impacto en nuestras articulaciones, y el corazón bombeará un poco más rápido. Además tendremos que concentrarnos en lo que estamos haciendo. Ya tenemos los primeros beneficios. Empezamos a quemar unas calorías; tal vez, si sudamos, a eliminar toxinas; además todo esto resulta incompatible con el sofá, la tele, el tabaco y el alcohol. Llegando a este nivel, comenzaremos a obtener los primeros beneficios de patinar. Y además empezaremos a disfrutar porque es una actividad divertida y al aire libre. Empezaremos a trabajar nuestros glúteos, isquios y cuádriceps y contra lo que muchos piensan, fortaleceremos nuestras rodillas sin apenas impactos. Pero además patinar conlleva un reto y exige perseverancia. Subiremos nuestro nivel hasta donde queramos o mejor, hasta donde podamos, y estoy convencido de que no podemos ni imaginar las cosas que se pueden llegar a hacer con un par de patines. Iremos viendo vídeos para comprobar el nivel increíble de los patinadores y patinadoras de hoy,